CARTAS A MANO

Cuando tenemos que decir algo a nuestra mujer...

... Somos capaces de todo, con tal de no afrontar un cara a cara, que nos puede doler más que un bofetón.

Escribir a mano no está de moda, o quizá sí. A través de la Red, ¿no?

Pues aún existe gente nostálgica del bic y el papel que escribe a su mujer...

 

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CARTA A MI MUJEL

CUANDO LOS HECHOS FANTASIOSOS SE PARECE TANTO A LA VIDA MISMA, ALGO SE ESTÁ COCIENDO EN ESTE MUNDO QUE NO SABEMOS LO QUE ES. AQUÍ NO VAMOS A REBELARLO TAMPOCO, PERO ESTA ES UNA HISTORIA CUASIREAL...

Esta tia, salio a por PATAS! - Fes clic aquí per veure la imatge en la seva mida original

 

 

 

CARTA A MI MUJEL

 

Os reproduzco el MAIL que he tenido que enviarle a mi señora, a colación de un encargo que me hizo para que se lo gestionara en el día de hoy, y de cuya ejecución, jamás, repito, jamás pensé que redundara en todo el merdé que se me vino encima.

La cosa parecía fácil: recoger unas fotos en una tienda de revelado y na más.

 

 

Estimada Mi Amol,

 

Voy a ceñirme a los hechos consumados de lo acontecido.

Ya tengo tus fotos y las mías. Nuestras fotos.

Para poder obtenerlas en esa tienda del FOTOMARCO 13 (¡qué mal número por dios!), he tenido que donar sangre "remuneradamente" en un puesto de la Cruz Roja adyacente al lugar de los hechos. Al parecer el sobrecoste del rebelado de las fotos "extras" que encargaste, superaba holgadamente mi presupuesto. Estamos a finales de mes, y “la burra”, mi vida, no da para más.

 

Bien. Como consecuencia de mi buena acción, obtuve “la guita” con la que pagar las fotos. He salido a la calle abandonando el local, y casi sin darme cuenta, el pavimento estaba cerca de la comisura de mis labios. He permanecido tirado en la acera sin globulitos rojos y blancos un buen rato. Seudodesmayado y sin aliento.

 

Al parecer, las enfermeras becarias que me atendieron, debieron extraerme más líquido bermellón del que mi organismo estaba en condiciones de donar. De resultas de lo cual me vi en tal tesitura: tirado en el suelo en medio de una calle peatonal.

 

De vez en cuando oía el cachondeo de los viandantes, que por supuesto no me ayudaron, y alguno me dedicaba ciertas pataditas de comprobación (pup, pup), como estimando mi estado de rigidez o no. A ver si me movía y tal.

 

Bueno, pues finalmente un alma caritativa ha tenido el detalle de atenderme. Era un pobre, muy pobre, maloliente mofeta, el cual se ha tumbado a mi lado, como solidarizándose conmigo. Me ha dedicado unas palabras ininteligibles y ha compartido su aliento a vinacho avinagrau con total intimidad. Tras sobarme un rato todo el cuerpo, me ha sustraído la cartera con las tarjetas de crédito y las claves secretas. Ha tenido el detalle de agradecérmelo previo acto de pirarse. También se ha permitido el lujo de echarme un descomunal erupto en pleno careto antes de largarse a la carrera, lo cual me ha devuelto al antiguo estado de estupefacción e inconsciencia de mi primera caída.

 

Cuando la solana me estaba encendiendo el cuerpo, he recobrado por fin el sentido. Sin pantalones y con una erección que no he podido entender. Tampoco los que pasaban por ahí. Bueno, corrijo. Una vieja con dientes mellados, se reía de placer mientras se alejaba sprintando con su bastoncito y dando salves a Dios.

 

En fin, me he incorporado y he solicitado ayuda en un Cajero Automático de una Caja de Ahorros cercana, dado mi penoso estado. No sé si no me explicado bien o no man querido entender los que ahí estaban, la cuestión es que ha llegado la Guardia Civil, en concreto tres tipos fornidos con tricornio y me han reducido a base de palos.

 

Gracias a dios, un pelín más tarde, unos Guardias Urbanos de la localidad me han rescatado justo justito cuando aquellos "grises" pretendían meterme en el furgón policial para propinarme una buena paliza, cosa que al parecer me merecía por gamberro, nudista e indeseable.

 

A requerimiento de los “Jardianos de los Urbanos”, les he dado la dirección de mi faena. Y dicho y hecho, me han llevado hasta allí muy amablemente. Arrastrándome.

 

Una vez en el trabajo, me han descargado en mi oficina, a plomo, y se han despedido de mí, no sin antes entregarme un papelito que al parecer es una multa por un monto total de 300 euros “por escándalo público y resistencia a la autoridad”. Les he dado las gracias y les he conminado a que “no tengan ningún accidente por la carretera, ni les seccione la aorta un criminal de pakotilla y tal”.

 

En fin, ha sido todo muy, muy agradable, cariño. Cada día más me encanta cumplir con tus deseos y peticiones, sea o no contra la integridad física de mi cuerpo.

 

Hasta pronto,

 

Besos, de tu marido que te quiere.

 

 

¡sic!

 

DALT

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