BECAWARSEX I

CASO del BECARIO

Es sustancialmente distinto el perfil del trato a dispensar a un BECARIO que a una BECARIA, y en este último caso, hay que matizar si la sujeta está cañón o no.

CASO del BECARIO

Reacciones de ellos y ellas en cuanto se deja caer lu becari

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En el caso de ser Becario un tío, el recibiento se enmarca dentro de un ambiente anestesiado, o de simple indiferencia desoladora.
Un tío no suele llamar la atención a los tíos funsionariles, y las funsionarias la mayor parte son menopáusicas tardías, cuya flor de loto se marchitó a principios de la Democracia en España.
De todos modos no mitifiquemos esta situación, por lo más, negatizva.
Admitamos que en la Función Pública también hay yogurines. Son el producto de las nuevas hornadas de parásitos incorporados por las oposiciones de nuevo cuño, cosa que está regenerando el panorama así como la lívido burocrática en general.
Así que este grupógeno de hembras funsionariles, constituyen un mercado florido aún, que puede estar sediento de experiencias vitales y sensuales.
Por tanto, el único revés en el mar en calma que supone la incorporación de un becario masculino a un departamento funsionaril, se produciría como mucho cuando comulga en el mismo tiempo y espacio vital funsionaril una combinación explosiva como la que sigue: que en la oficina haya alguna o algunas solteras o solteronas compulsivas, y el becario resulte ser un BOGARD majetón ....
El drama se desatará si hay varias hembras candidatas gallitas en estado de dejarse querer ..., todavía.
Las disputas y trifulcas entre féminas funsionariles, dará lugar a la apertura de la beda. Del codazo limpio.
La caza se ha desatado en pos de “Cara-bonita-angelito” (el becario), ande todas las técnicas furcianas y de mala pécora, serán puestas en práctica por todas y cada una de las fieras en liza .....
Una cosa es que el becario sea atractivo, o tenga “su gracia”. Eso pasa. Pero la cosa se agrava si el nene es majete cual modelo de revista de moda.
Rostro angelical, semiafemidado, metrosesuá, pero con unos bíceps del copón, vestuario impecable, perfumado y con estilo en las formas y maneras. Un trofeo, vamos.
El pobre la habrá cagao, porque el resto de macho-man funsionariles no podrá quedarse indiferente ante la amenaza sobrevenida. Están equivocados, claro. Pero ellos piensan que tienen su hombría, su estatus social, profesioná, laboral y departamental, en juego. Así como el cariño y devoción que les dispensaban hasta entonces las hembras funsionariles. Por todo ello, creen necesario por defender su territorio ambiental. ¡Son valores a mantener a toda costa!.
La envidia se extiende, y todos quieren ver al becario con alopecia galopante, con el careto salpicado de ácido sufúrico trepanador, o con caries asesinas en las muelas y encias .
Es insultante su musculatura pecho-lobo de gimnasio de diseño. Y se carcomen el pensamiento buscando alivio en un milagroso acto divino, que suponga que se desinfle esa amalgama de músculos recauchutados en cuanto se vaya al carallo el efecto testosterona, los aditivos proteínicos de una alimentación de laboratorio y el dopaje “más que evidente, a base de chutes matutinos de reconstitutivos químicos”.
En cuanto el jabato es detectado, los chichis regaliman que da gusto.
La llamada de urgencia a las de la limpieza se hace necesaria. No es cuestión de resbalar.
Pero no adelantemos acontecimientos. No explotemos las vilezas ajenas. Para conocer esos entresijos, hay que vivirlos en vivo y en directo. Así que amigo lector, si quieres saber .....¡oposita!.
Visualizaremos, no obstante, la escena de debut en el departamento funsionaril del nen.
 
Cámara, ... ¡acción!.
El becario guapetón mete su pie derecho por el umbral del departamento contabilero (por ejemplos.....).
Se para delante del escritorio de fulanita funsionaril, un ejemplo de la abundante subfauna de féminas agrupadas en el sector llamado “pelos estropeados Asensia”, que mata de hambre a las peluqueras de hoy en día.
El becario atina a soltar:
-  ¿Es aquí Contabilidad, muñeca?
-  ¿Tú qué crees, fajardo? - aún sin mirarle – ¿que crees? ¿Que estos mandurianes (Señalándose los manguitos de los brazos) son caprichito de muá...? – Su contestación derrapa malaleche y frustraciones dispares, que no vienen a cuento.
 
Pero todo cambia cuando, elevando la vista, su careto se enciende de colores arco iris, y se le hace evidente en sus pupilas la guaposa figura del ninfo arribado.

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Y cual foco, estilo campanilla de Peter Pan, se le enciende el rostro.
Y de la mueca imperecedera de funsionaria amargá de toda la vida, sobresale una sonrisa mientras se le ilumina la vida, el corazón y la mente sueña con florecitas de colores, amapolas y rosas aterciopeladas de primavera
En su mente elucubrosa, aparecen Margaritas con pétalos a repelar al uso: “me quiere, no me quiere, me quiere,....”.
Efecto cámara lenta, y primer plano de los protas: el neng y ella.
Ella se acerca a él y mete un meneo de cabeza, soltándose el pelo con gracil movimiento y crujido de fondo. Es su cuello, lo cual indica que desconoce lo que es ejercitar el body desde los felices días de párbulos, y hace creer al nen que se ha descolumnado definitivamente.
Enamorada y con la mirada cándida y prendida, musita:
-  Pues sí, balquirio mío, aquí estamos,.... en Contabilidad – lo dice con la cabecita inclinada sobre su brazo de leñador peludo de los Andes. Con una mueca que es sonrisita, y continúa – Yo soy Erminia, sin hache, auxiliar administrativa de la Escala General, departamento 315, cubículo 26. Para ti, tu esclava, tu sirviente, tu amante ahora, mañana y siempres, ...
-  Nena, trata de no regalimar cual babosa al desplazarse. Tu pose me está pidiendo que te propine un par de guantazos. Quizá estemos a tiempo de devolverte la cordura.
-  Forever my dolling!!! Forever main!! – Sonrisa con buzonazo abierto. No es un momento Boris, sino un momento Correos. Ahora ya podemos percibir claramente que es mellada, y algo descuidada con la limpieza bucal.
El resto es previsible. A poco que le presionen varias de estas “funsi”, el lobezno se convertirá en ovejita u osito de peluche con rostro de “ande estás mamá cuando te necesito que me rescates”.
¡Las cagau neng!, ¡las cagau!
Otra cosa es que tenga sake, y trague con cualquier cosa. En tal caso, a parte de un trauma de por vida, va a ponerse las botas segurito. Sesuamente hablando, claro

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