LECCIÓN 1

Manual práctico de Uso pa l'Opositor Profesioná

En este mundo por el que andamos no sólo perdidos, sino completamente extraviados, dejados de la buena de dios, y con un sambenito a cuestas que te cagas, el opositor acumula más problemas si cabe.

Está plena y completamente desorientado en el marasmo de esta existencia, buscando lograr algo que a priori parece un pelín hetéreo como es esto de ser funcionario. Tanto sufrimiento soterrado, tantos desengaños, desencuentros con los que te aman, y te apoyan o te hunden con sus comentarios "cabroncetes", tanto dolor mental, todo, por un hito por lograr.

En este contexto de dureza extrema (ja, ja) se encuadra este Manual de Usuario Opositor. Sus lecciones, seguidas paso a paso, posicionarán tu cuerpo serrano, querido opositonautra, en una situación de amplia ventaja competitiva, frente a los que siguen bebiendo de la improvisación en este mundo resbaladizo. Empolla el texto, aplícalo y nos vemos en la Administración.

Cien por cien efestivo!!!

LECCIÓN 1 - DELEGA QUE NO CUESTA

Atenció especial als que us costa un ou això de treure una oposició, perque la primera lliçó es fonamental. Atentitos i cuidaditu.

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Opositar implica dedicar un webo de horas al estudio. Supone sacrificio, requiere de tiempo, de esfuerzo y un par de agallas, o más.

Con el comodín de ser opositor, pon en práctica la estrategia del escaqueo-deleguing, que por ir diciendo implica lo que sigue:  

  1. Reduce tu actividad sexual. Si eres tío, inevitablemente, no tanto, pero un poco (te la kaskas más en “plan singel” y santaspascuas. Es menos cansado y te produce el mismo alivio. Tener a mano papel de water, “esdeviene” imprescindible en todo momento) Si eres mujé, abstinencia celibática desde el primer día. Ata corto a tu jambo. Necesitarás todo el aliento que puedas acaparar en este árduo camino de espinosas rositas.
  2. Si trabajas, déjalo e inscríbete en el paro. Mejor aún: procura que te echen e indemnicen. Doble paga. En el INEM cobras menos, pero curra otro por ti. Y eso suena bien.
  3. Dejar de lado las tareas hogareñas en manos de tu pareja bajo la excusa de que “mira cariño cómo sufro: tengo que estudiar”. Facilita las cosas el que tu marido sea un calzonazos, o tu esposa aún esté enamorada de ti, y aspire a tenerte en casa todas las tardes pa después de las “Opos”, bajo la vaga esperanza que le eches un cable en el merdé hogareño. O sea que tu pareja tiene que ser alguien dócil, y avenido a asumir todo el pringue de la casa: hacer la comida, limpiar y planchar la ropa, pasar la mopa, aspirar las alfombras y el piso, quitar el polvo, sacar la basura, meter en cintura a los insoportable y alocados churumbeles, desengrasar de mierda el lavabo, etc.
  4. Si tienes hijos,… ¡qué crezcan sólos, que tú tienes que empollar! Para ello, compra sin dilación uno de esos videos de Autoayuda del Todo a Cien (¡y una mierda tan barato!), sobre cómo crían los gitanitos a su prole. A los 3 años tus pimpollos, son memos que te cagas. Los de ellos, ya saben latín, abrir coches sin llave, y mangar peludos sin despeinarse, neng. ¡Aprovéchate de este multiculturalismo wapi circundante, por dios!
  5. Si estás soltero y vives como un “singel” en tu cuchitril, concierta una llamadita amorosa a tu “madrue”. Tu objetivo está claro desde que te pones a estudiar “opos”: No gastar más que en tus vicios, comer todos los días por el papo y a la sopa boba en casa de los papis, y por supuestito lograr una asistenta gratis, de la familia, y de confianza (tu madrue) pa que te faiga la colada, se encargue de hacer la cama, y etecé. Pim, pam.
  6. A pesar del rigor de tu particular situación personal de “estudio y contricción”, pa disfrutar de las fiestas de obligatoria celebración según el docto calendario, ve a casa de tus familiares y amigos. Ellos te quieren. Tú les quieres. Hay mucho amol. ¿Qué problema hay? Celebra en sus hogares tus cumples, tus santos, los de tu familia nuclear, los Reyes, la Mona, el día de los Enamoraus, vuestro Aniversario de bodas, etc. Te lo pasas lo mejor que puedas, y a la hora de apechugar, les dejas el marrón de recoger todo el merder y pa casa. Tú a centrarte en lo tuyo y a gorronear del esfuerzo ajeno, que por algo estás estudiando, ¿o no?
  7. Como tendrás menos pasta que nunca, verás que esta fase de tu vida, desarrollarás un homónimo a ti, pero gorrón, trilero y engañifa. No te espantes. Es normal. Y todo para seguir fumando, tener gomitas para el casquete semanal con la novia, y para mantener el resto de tus vicios personales. Esto también es formación. Formación vivencial y fulera.
  8. Aprovecha tu fase estudiantil para conocer mejor tu casa: cuantas estufas tienes y por donde están oxidadas, cómo colocar más originalmente tu cubertería o vajillas en tus escasos armarios de la cocina, ande están las grietas que rajan las paredes de tu casa, por qué ventanas entra el puñetero aire que te costipa todos los inviernos, el tamaño de las manchas secas de goteras antiguas en el techo de tu habitación, los animales autóctonos que habitan en tu hogar, como esos cien pies, las moscas cojoneras, las hormigas que no se sabe dande salen, o la típica tijereta del lavabo. En fin, más aprendizaje “interior”. Toda una aventura.
  9. Si no has abandonado el currito que tanto te amarga, tu oficina siempre te servirá de suministrador oficial de hojas blancas donde tintear tus apuntes, lugar donde efectuar tus prácticas ofimáticas con el ordenata, o te servirá de centro patrocinador oficial para obtener clips, bolis, grapas, gomas, etc, todo ello, material esencial pal opositor standard.
  10. Opositando, y a tiempo completo (en el paro), reconozcámoslo: te sobrará tiempo por un tubo. Rascarse los webos o limpiar compulsivamente la casa es una manera de quemar el “tiempo libre”. Pero lo mejor es focalizar tus energías de modo positizvo. Cómprate un puzzle y empieza a foguearte es ese deleitoso arte de unir piezas sueltas. Si puede ser un puzzle de metro y medio de alto por tres de largo, al final de las “opos”, te las saques, como que no y como quien no quiere la cosa, resulta que tendrás “enllestit” un lienzo inmenso pa la pared del comedor. Pegas las piezas, lo enmarcas, lo cuelgas y a partir de ahí, a chulear de “tu obra maetra” pa cuando las visitas tocapelotas. Pa algo firme tienen que servir las “opos”. ¡Y tú te lo mereces todo, campeón!

 

(continuará)

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