Número 1.-
Yo, Maria Masdeu Maideu, Viuda de Andreu Masdeu, nací en la Selva del Camp el año 1922. Cuando tenía diecisiete años yo iba a repaso al Colegio de las Religiosas Paúlas. Una tarde después del repaso me cogió un dolor de cabeza tan fuerte, que al volver a casa no podía subir las escaleras. Mis padres llamaron inmediatamente el médico de la Selva del Camp, Dr. Murillo, que vivía cerca de casa, casado cono con Maria Dolors Cabré, y inmediatamente diagnosticó que yo tenia meningitis. Aquella noche la pasé con grandes dolores. Era un sufrimiento cada día más profundo. El Dr. Murillo, viendo que mi mal se agravaba, comunicó el caso al Dr. Massot, de Reus, y al Dr. Monné, de Tarragona. Los tres doctores me visitaron en casa varias veces, haciendo una consulta los tres juntos, y me recetaron suero, que ellos hacían traer desde Madrid. Para ponerme el suero, dos hombres me cogían fuertemente sobre la cama, mientras el enfermero me daba una inyección por la espalda. Dicen que todavía me tenían que coger más fuerte cuando me pinchaban la cabeza para sacar el efectos de la infección de la meningitis (pus). Pero yo no me curaba. Cada día iba de mal en peor. Quedé ciega, muda e inútil total. Los doctores me aumentaron la dosis de suero. Pero con muy pocas esperanzas. Hicieron parar una máquina que abría avellanas cerca de casa, para que no aumentara el malestar con el ruido que hacía. Decían que si quedaba viva sería una persona muy deficiente. Con buenas palabras hicieron entender a mis padres que valía más que me muriera. Un día se lo dijeron abierttamente: “Está muerta. Dadla de buen grado. Ya la podéis vestir para enterrarla”. Y a continuación la Mariquita Boada –la madrina de la Blanca Nieves- empezó a vestirme, poniéndome primero las medias. Dicen que fue entonces cuando yo tuve un ataque muy violento. Yo me desperté. Y poco a poco fui mejorando. Pero no me puse buena hasta después de unos tres meses. El Dr. Murillo fue siguiendo la curación. Y cuando yo ya era como una persona normal, llamó el Dr. Massot de Reus y el Dr. Monné de Tarragona, para que me visitaran. Cuando me vieron, yo estaba fregando un rincón de mi casa. Los médicos no se creían lo que veían. “Sí, les decía el Dr. Murillo. Esta es la pubilla que visitábamos los tres juntos.” Le respondían que aquello no era una curación normal. La habíamos dejado por muerta. Hicieron estudiar el caso. Y tengo entendido que una Revista de Medicina de Madrid se hizo eco del mismo. Lo cierto es que después del ataque que tuve cuando me vestían porque me daban por muerta, mi madre encontró debajo de mi almohada una estampa con reliquia del P. Francesc Crusats, martirizado en la Selva del Camp. Nadie supo nunca quién me había puesto aquella estampa con reliquia que he guardado siempre y con la que quiero ser enterrada.
La Selva del Camp 4 de octubre de 2010.
Número 2.-
A la Plaça de Sant Andreu de La Selva del Cmap vivia un senyor que tenia una filla molt malalta. Com que era molt devota del p. Crusats màrtir, va demanar la curació de la filla per intercessió del P. Crusats. I la Filla es va curar. Referencia (2010) de la Maria Rosa que va parlar amb el Sr. NN de Tarragona (Fill de la Jove de la familia que van cuidar de les restes del P Crusats. Tenen la foto de familia al costat de la URNA).