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KIT del MES

La literatura corta, transpira momentos inolvidables

Si pensàveu que els "funsis" no poden CREAR quelcom amb cara i ulls, doncs fale. Però si teniu un conte o relat curt, i el voleu veure per Internet, aquí obrim una finestra.

Disfruteu de la literatura en "prosa menor", sense embuts. A pèl.

UN RELATO KIT-KAT

Los conceptos no son más que nociones de realidades que únicamente entiendes cuando tienes la sensación de sentirlas en tu propia piel. La libertad es una de esas nociones...

El mar y la playa - Fes clic aquí per veure la imatge en la seva mida original

LA LIBERTAD...

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Cuando ayer por la tarde volvía a mi casa en coche, un pensamiento me rondó la cabeza.

Hacía tiempo que no me iba a la playa para fumarme un pitillo en compañía del magnífico espectáculo de la Naturaleza, junto al mar y la arena fina.

Esta motivación, hizo que cambiara de planes y retrasara mi encuentro con las cosas de mi hogar, así como de las tareas pendientes, espada de Damocles de los que no tenemos chacha.

 

Dirigí el automóvil a la Playa, un lugar cercano a la ciudad, a unos ocho kilómetros. Ningún coche mancillaba las vistas, y la arena blanca se ofrecía diáfana y ondulada. Apenas algún paseante, un corredor, y poco más. La tarde parecía querer acostarse, atosigada por una noche que arreciaba por el horizonte. Sin embargo, la intensidad de los colores del cielo y una pequeña brisa que me acariciaba el rostro, me dieron a entender que mi elección no había sido un error. Cogí mi paquete de tabaco del bolsillo de la chaqueta. Extraje el pitillo de fabricación nacional y lo alojé entre los labios. Lo saboré levemente, y acerqué el mechero. La llama era ténue, recordándome que debía buscar pronto un recambio.

Degusté el pitillo y su sabor, deleitándome en la contemplación de las vistas, sintiendo de fondo el remor del mar morir en la orilla.

Cerré los ojos, y aspiré el olor circundante: marino, intenso en colores, a sal en el aire. Fue grato. Abrí nuevamente los ojos, aspiré el humo de mi tabaco, y una escena me cautivó la vista. Más que otra cosa, por inesperada y chocante.

 

En aquel instante, a cierta distancia de donde me ubicaba, una cuadrilla de mozalbetes aficionados al balompié playero, se despojaban uno a uno, de sus ropajes deportivos, jalonados por su propio jolgorio y divertimento. Así puestos, tal como sus madres les trajeron a este mundo, y estando en el extremo más alejado de la orilla, empezaron una loca carrera totalmente desnudos en dirección al mar, donde se zambulleron sin pensarlo dos veces en las congeladas aguas del Mediterráneo.

 

En la misma dirección, al fondo de la playa, una Torre esbelta de corte Mozárabe dibujaba su claro perfil, entrecortado de sombras y rodeada de nubes rotas, de nubes de algodón, que dejaban perfilar un sol anaranjado en rauda retirada.

Pocas veces en mi retina se ha dibujado tan claramente la sensación de LIBERTAD.

Ese baño lo fue. Fue un acto libre y espontáneo, que me hubiese encantado protagonizar. Para qué engañarnos.

Me fui de allí gratificado, saboreando todavía ese fin de fiesta. Esa muestra de libertad sin cortapisas, ni cadenas. Volvía a mi mundo. Volvía al lugar donde todo, absolutamente todo, seguiría deliciosamente igual que siempre. Mi hogar.

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DALT