El organismo humano es un sistema energético, reflejo en miniatura del macrocósmos, compuesto de los mismos elementos y energías y cuya funcionalidad se basa en las mismas leyes que rigen las estrellas, galaxias, sistemas planetarios, etc. así, las moléculas, los átomos, los órganos y los sistemas del cuerpo humano funcionan en virtud de esas leyes.
El diagnóstico y tratamiento chino se basa en la interrelación de todo el organismo, y el Sistema Energético Humano es considerado el factor clave para llevar a cabo estas funciones.
Tan estrecha resulta la relación entre el equilibrio energético y la salud, como el efecto de ciertos estados de la mente, que cuando son positivos, como la compasión, el amor, la fe, la tranquilidad, la felicidad, etc. estimulan la secreción de ciertas hormonas y sustancias neuroquímicas que intervienen favorablemente en la respuesta inmunitaria y en los procesos autocurativos del organismo.
De igual manera, los pensamientos y emociones negativos, como la tristeza, el rencor, los celos, la ira, el odio, el estres, etc. generan esencias y energías que inhiben la respuesta inmunitaria, desequilibrando el organismo y creando un ambiente interno propicio a las enfermedades.
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