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Artículos de opinión

Boceto a lápiz carboncillo: Dignidad y partida de nacimiento

Señoras, señores, feliz semana. Hemos perdido el sentido del ridículo, porque de alguna forma nos hemos acostumbrado a todo, y esa es la raíz de la desgracia política de cualquier nación: dejar de pensar en lo que se puede conseguir para acostumbrarse a soportar lo que pueda pasar sin hacer nada por evitarlo, y estoy citando de nuevo a Julián Marías. “Quien ama la libertad, lo primero que ha de amar es un poder capaz de sostenerla y defenderla”. Discurso en el Congreso, 21-IV-1915. Antonio Maura, o “El poder público no puede pedir permiso de los delincuentes” atribuido.

Ahora estamos ante una campaña electoral y quedan unos días en los que, cuando al hablar de la “dignidad” de una vida, no debe primar una partida de nacimiento más que otra, ni debe primar más la honradez del pobre que la opulencia del rico, unos por pensar que la tienen ganada, otros por pensar que es inverosímil que la pierdan, nadie nos deja reír con libertad, más que nada, porque se lleva competir en sandeces. Esto hace reír a los pocos sabios que hay en el mundo, pero es la risa de los que van de funeral y tratan de no contagiarse del llanto.

Que nadie dé por muerto a Antonio, especialista en resurrecciones inesperadas y repentinas, el famoso “que te vote Txapote” es político, pero tiene mucho de cultura pop. Siendo muy negativo, la gente lo usa de manera jovial, viene a decir: “No me engañes más, déjame en paz, ya no te creo”. Ya se divisa como probable que pasemos del Verano Azul de Feijoo a un Septiembre Negro con Pedro y Yolanda instalados otros 4 años más en Moncloa.

En fin, es lo que hay, es lo que tenemos, solo porque hemos querido. Sin el olvido para los que se han ido.

                                                                   hgm

Boceto a lápiz carboncillo: Dos principios, aprender y perdón

Señoras, señores, feliz semana. Quien no arriesga, no gana. Esto lo saben muy bien más allá de nuestras fronteras. Del mismo modo, si se quiere ganar mucho, hay que arriesgar en consecuencia. En España, tan acostumbrado como está el capitalismo a crear sus negocios a la sombra del Estado, ganar dinero y arriesgar parecen incompatibles. Tal vez deberíamos aprender del mundo anglosajón y concretamente de los Estados Unidos, en vez de demonizarlos, porque su preponderancia, que tanto irrita a algunos, se debe a que, en este aspecto, tradicionalmente han hecho justo lo contrario que nosotros.

Este país necesita crecer, ser algo más que microempresas que viven al día, con nula capacidad de inversión en investigación y desarrollo, o empresas familiares que pueden ser muy encantadoras, pero que a menudo terminan desapareciendo porque no crecen lo suficiente. En este mundo, global, aún mandan las naciones, especialmente las más grandes.  No se logrará haciendo que el Estado incremente su presencia en la economía, ocupando aún más espacios, sino dejando más libertad a los emprendedores. 

Pobrecillo nuestro presidente. Lo que estará sufriendo por nuestra culpa. No nos lo perdonaremos mientras vivamos. Se considera que todo español que se digne de serlo, a de pedir perdón cuasi de rodillas por el mal comportamiento con que hemos tratado a “Pedro I, el mentiroso” por haber deseado que solo le votara Txpote. ¡Qué malos somos! Arrepentidos estamos de corazón.

En fin, que tengamos un futuro de libertad en el que no venga nadie a decirnos lo que tenemos que urdir con nuestras vidas, y menos con las de nuestros hijos. Si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.

                                                                   hgm

Boceto a lápiz carboncillo: Cruda realidad

Señoras, señores, feliz semana. Por una vez el CIS tuvo razón. Nuestrademocracia lleva décadas degradándose, con heridas sociales sangrientas, difíciles de cerrar por la inexplicable complicidad de las élites económica, financiera, mediática y cultural. Se necesita tiempo, el que las democracias liberales no tienen, porque sus plazos se miden en periodos electorales que buscan dar satisfacción a unas demandas, cada vez más infantilizadas, más dependientes del Estado y menos exigentes en términos democráticos.

Faltan los líderes para la regeneración de una sociedad apática, de memoria frágil, vacía de valores, sin herramientas de defensa frente a ideologías lesivas. Hace falta un cambio con dirigentes que afronten con sensatez y visión a largo plazo los retos que se enfrenta este país, buscando un lugar estratégico en un mundo globalizado, no meros vendedores de humo. 

Finalmente, los resultados del 23-J no se han correspondido con tales pronósticos. No, no es que los electores hayan cambiado de parecer súbitamente y la realidad haya mutado con ellos de un día para otro. Lo que ha sucedido es algo muy diferente. Los medios afines y las empresas de encuestas simplemente no estaban reflejando la realidad, y algunos prefirieron creer en sus estupendos augurios. La realidad tampoco es algo inamovible o que sencillamente caiga del cielo; también se hace. Los electores contribuyen a darle forma con sus aciertos, también con sus graves errores, desgraciadamente demasiados, a menudo, padeciendo desde hace más de 40 años y que ha llevado a España a una división territorial brutal y su sociedad desunida y enfrentada. De ser así que el basurero de la historia nos juzgue. Es lo que hay, es lo que tenemos, porque la comunidad lo ha querido.

                                                                   hgm

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