-Boceto a lápiz carboncillo: Aprovechados y a vivir del cuento
-Boceto a lápiz carboncillo: Recoger lo sembrado y disfrutarSeñoras, señores, feliz semana. Vivimos tiempos complicados, hemos pasado horas de muertes y duelo, y no nos hemos recuperado del todo, por lo que precisamos de gobiernos francos, serios, que digan las cosas como son y no alimenten la psicopatía social. España, con los políticos que tiene, y una sociedad absolutamente pusilánime, añadiendo falta de sentimiento de país y degradación moral, se va poco a poco por el desagüe, una situación dolorosa y triste, con mala solución. Por eso el dividir en estos momentos a la población, desgastar las instituciones, prohibir lo que a mí no me gusta, multar por cualquier tema. Vaya futuro maravilloso nos espera.
Frente al pensamiento correcto de los liberales que apelan a una idea de libertad individual, entendida como la virtud que termina donde empieza la de los demás. Estamos siendo testigos de cómo el ‘socialismo real/extremo’ coaligado con comunistas, presentan una línea de continuidad entre el concepto marxista de una libertad con los resultados nefastos para la humanidad que han significado en la práctica.
Los Estados, que no son meras abstracciones, sino máquinas gobernadas por políticos que suelen dejarse llevar por su ambición, porque cualquier ciudadano que haya tenido contacto con alguna de los miles de esquinas de ese engendro que es a la vez administrativo, recaudatorio, planificador, fiscalizador, gestor, medioambiental, registrador, garante, y un infinito etcétera de especialidades, sabe bien que, como dijo Josep Plá “cuando se entra en una oficina pública lo que más se necesita es tener suerte”. Con estas, el ciudadano puede sostener dudas, equivocarse, el Estado no por definición, por eso es una máquina.
En fin, si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. Alex Jones, abogado de familia, utilizó esta frase, jugando con que “free” es libre y gratis a la vez: “La expresión es gratis; pero las mentiras las tienes que pagar”.
Si todos fuésemos buenos, no necesitaríamos ni gobiernos ni leyes. Si todos fuésemos malos, no podríamos esperar gobierno o leyes nacidas de esa sociedad buenista en lo más mínimo. Basta con darse una vuelta por cualquier sitio habitado por humanos en este planeta para darse cuenta de que son infinitos los tonos de colores que hay, avariciosos, violentos, pacíficos entre otros aspectos. Por ello existen leyes, y normas. Así se facilita la convivencia lo más pacífica posible.
Dentro del grupo que se creen superiores existe un subgrupo que se creen eternamente supremos a cualquiera de los mejores, hasta el punto de terminar convencidos que estos, aunque mejores que otros, no dejan de ser malos. Se ven como los defensores legítimos y únicos de las minorías, los discriminados, desfavorecidos, víctimas imaginables y por imaginar.
El problema surge cuando los “” alcanzan el poder. Por medio del poder del estado, diferentes grupos de interés pueden acceder a beneficios especiales. Ahora bien, el grupo de quienes quieren asegurarse por medio del poder estatal los beneficios debe ser pequeño, construyendo un consenso de amplia base que permita una mayoría “democrática” capaz de mantener el estatus de poder estatal. Este objetivo se consigue mediante una ideología que sugiere a las masas que la actividad del gobierno les es útil y necesaria.
Tal vez hay hastío y sensación de “todo es lo mismo” y “todo se repite”. En fin, si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido de los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. Diferentes portavoces de partidos políticos, están siendo muy prolíferos en redes sociales, en multitud de ocasiones, pero perdiendo los papeles. Será tal vez porque se les está acabando el chollo de vivir a costa de nuestros impuestos. No paran de señalar a todos los que no piensan como ellos mientras chupan del sistema por no dar palo al agua. A esto le llaman crear política.
Desde luego que nos divierten los bufones de la corte política. No vemos uno que valga la pena. De que vivirían si no estuvieran todos estos enchufados, no sirven algunos ni para repartir publicidad puerta a puerta. Entre babas y bilis viven algunos de estos elementos que terminaran ahogándose en ellas. Quienes así actúan creen y desean estar en guerra, de modo que lo único que importe es tener más poder que el discrepante, con la capacidad de arrasarlo, y sacarlo del campo de juego para que no vuelva a molestar. En la medida en que ese tipo de actitudes se ha instalado en la política española, ya desde hace unos cuantos años, hemos de preguntarnos si nos ha ido bien o nos ha ido mal.
Son como esos zorros que se llevan el pastel, y nos invitan a regodearnos en un sinfín de bagatelas, en lugar de darnos cuenta exacta de lo que han hecho con el dinero que nos requisan cada vez que ganamos un euro o que gastamos otro.
En el momento en que ya no tengamos una prensa libre, cualquier cosa puede pasar. La esencia del gobierno totalitario, y quizás la naturaleza de toda burocracia, es convertir a los hombres en funcionarios y meros engranajes en la maquinaria administrativa, y así deshumanizarlos. Hannah Arendt.
En fin, nada nuevo bajo el sol y lo que te rondaré. Acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. Maravillosa gente. Cada uno con su tamaño, color, edad y sexo, no vas a encontrar nada en el universo más fascinante que la gente. Pero entre estos hay lobos con piel de cordero, tipos y tipas como los transhumanistas que dicen con toda seriedad, que en el mundo luchan contra los criterios predeterminados y vinculados a la pertenencia de una especie, sobre todo, a la dominación del hombre sobre el animal. Son los adalides de los Derechos Humanos Universales, que si los contradices echan en menos que canta un gallo todas sus viles en redes. Al otro lado, los humanistas, donde el hombre se convierte en el centro de interés. Gente que sabe que no hay roca, árbol o animalito que pueda compararse con el ser humano, son los buenos que se ríen de quienes nos condenan como especie por comernos un chuletón, conducir un coche no enchufable o no compartir su credo político, temiendo por sus ingresos en la economía paliativa del mundo anti/gente.
No hay nada que nos pueda hacer sentir mejor que hablar, escuchar, reír y llorar con quien te juntas, y no descargar cada app que se nos ofrezca o aplaudir cada novedad que se nos venda. Mi prójimo es el ser humano que me queda cerca, corriente, fiable, defectuoso, por supuesto, como cualquiera de nosotros, arrojada, trabajadora, honorable, y ella o él son gente corriente y buena, porque el mundo está lleno de ellos.
En fin, nada nuevo bajo el sol y lo que te rondaré. Si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. Hace un año tuvimos que conformarnos con un discurso de Greta Thunberg, en la apertura de la cumbre climática juvenil en Milán. Fue malo en el fondo y demagógico. Ahora la vieja Europa paga un alto precio, en parte por ceder ante este tipo de demandas ambientalistas. De hecho, se está abasteciendo de los tres combustibles fósiles principales y pagando precios exorbitantes para hacerlo.
La ex canciller Merkel, ha llevado a Europa exactamente en la dirección opuesta. En 2000, la energía nuclear de sus 36 plantas proporcionó casi un tercio de la electricidad de Alemania. La demanda no ha aumentado mucho desde entonces, por lo que, junto a otras fuentes libres de carbono, como la hidroeléctrica y geotérmica, es completamente concebible que Alemania podría haber eliminado no solo el carbón, sino también el petróleo y el gas. Los poderosos verdes alemanes vieron su oportunidad y Merkel, a pesar de ser científica, cedió a su presión. Hoy las plantas nucleares alemanas, excepto tres, han cerrado. En cambio, alrededor de una cuarta parte de su electricidad proviene del carbón, siendo la gran mayoría el lignito, la variedad de color marrón suave que produce menos energía y genera la mayor contaminación del aire y GEI de cualquier combustible fósil. Les gusta presumir de su alto uso de “energía renovable”, pero como país es el mayor emisor de GEI. (Para ser justos, como tiene la población más alta, no es el mayor emisor per cápita). Teniendo unos precios en electricidad, impuestos incluidos, y en gas para calefacción en comparativa más del doble de los que pagan los estadunidenses yendo camino al invierno.
En fin, nada nuevo bajo el sol y lo que te rondaré. Acá nos vemos, sin el olvido de los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. Habría que estudiar historia y eso aquí hace muchos años que no está de moda, llegando incluso a estar reescribiéndose sin pudor o vergüenza alguna,
siempre nos han mirado por encima del hombro y nos hemos dejado, mostrándonos acomplejados y serviles. Hemos asumido que nuestra historia nos la escribiera una foránea legión de "hispanistas" llegando a la conclusión de que éramos el oscurantismo, el atraso y el fanatismo. Hasta nos acompleja el aspecto físico y reseña mediterránea frente a los señoriales, altos y rubios del otro lado de fronteras. Hoy en día hasta la prensa progre cae en ese servilismo, tan combativa al referirse a la monarquía y se llena de babas al refiere a la británica. Más allá de la inquina que nos puedan tener de una u otra parte, somos capaces de muchas cosas admirables, pero también, entre otras, de una peculiar hipocresía y cínica gestión de la maldad. No cabe duda que cualquiera puede aprender interesantes lecciones de capacidad para sostener ciertas ficciones que nos resulten favorables, porque al formar parte de una sociedad que no se complace en la autoflagelación, y sabiendo sufrir, para acabar poniéndose en pie una y otra vez, al menos por ahora.
No estamos en los mejores momentos, y no es difícil de discutir, por arquetipo destacado de políticas un tanto erráticas, al menos desde el punto de vista internacional, no mantener un mínimo ejército en orden de batalla por tener empacho en apoyar con las armas causas que nos interesan, como lo hacen de manera ejemplar nuestros aliados en la invasión rusa de Ucrania.
En fin, nada nuevo bajo el sol y lo que te rondaré. Si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. No hay palabras lo suficientemente duras para calificar este patio de corrala al que llaman Gobierno. Cuando una democracia tolera su existencia con el silencio total de los medios de desinformación, en los que unos telediarios empesebrados no dan noticias, crean opinión. Esta va contra su propio sistema, sustentada en una base político-ideológica institucional. El sistema ha dejado de ser democrático.
Con la puerta de salida abierta solo hay que darles un empujón al ser todo en pleno una desgracia, nos están arruinando, pervirtiendo, sometiendo, y nada, no pasa nada. Estamos sumidos en una “crisis de valores” siendo esta el motivo de la falta de reacción frente a la política de Sánchez, ya que, Europa siempre mirará para otro lado, aunque diga lo contrario siempre con la boca para fuera.
Nadie propone, desde la credibilidad ganada en la defensa diaria de las ideas, una reforma del sistema democrático, caduco y mancillado por los intereses de los profesionales de la política. Una nueva ley electoral, un nuevo estatuto para las Cortes, una reestructuración del poder judicial que le dote de verdadera independencia. Un partido que no tenga una política muy distinta a la que proclama este gobierno, y un largo etcétera no será capaz de forjar la nueva mayoría que se necesita para salir de esta crisis con casi todos los índices significativos en claro retroceso.
El otoño ha llegado y les puedo asegurar que los bosques de la Navarra de mis ancestros en esta época son una auténtica maravilla, tanto si se viaja desde mi querido Bilbao pasando por San Sebastián a Pamplona, como si se interna por cualquiera de sus valles o la selva de Irati, para su disfrute.
En fin, si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. Este secreto es el que no nos contarán quienes temen por sus ingresos: la calidad de nuestra vida viene determinada por la condición humana de nuestras compañías. Con quién me junto, esa es la clave de todo, por cierto, encontrar a gente buena es fácil, porque el mundo está lleno de gente corriente, falible, defectuosa, por supuesto, como usted y como yo, pero también arrojada, lista, trabajadora, honorable.
Punto aparte es la ansiedad ecológica que claramente se ha apoderado del mundo occidental, pero lo que es peor es que la mayoría tiene una perspectiva sombría de todo el progreso de la humanidad, no solo del cambio climático. El difunto profesor sueco Hans Rosling en una conferencia exclamó animadamente: “¿Qué diablos se les está enseñando a los niños?”. Nadie les ha dicho que los incendios forestales destruyen menos áreas ahora que antes, que las muertes por desastres naturales, tormentas, huracanes e inundaciones, que generalmente asociamos con el empeoramiento del cambio climático. Se reducen enormemente en casi cualquier período de tiempo, a pesar de que somos muchas más personas en el planeta, que la mortalidad infantil está disminuyendo en todo el mundo, y producimos más alimentos que nunca.
La cobertura de los medios nos inunda con un flujo constante de catástrofes de una parte del planeta o de otra, mientras pasa por alto los grandes no eventos del mundo. El progreso se gana con esfuerzo; es un proceso gradual, con profundas raíces estructurales e históricas. Si bien es un desafío global y poder hablar muy seriamente con nuestros hijos sin exagerar ni imbuirlos de fatalismos que no ayuda a nadie.
En fin, si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. No cualquier tiempo pasado fue mejor, decía Baroja, que las conclusiones hay que reservarlas para los imbéciles, progreso económico, desigualdad, consumismo, tecnología, capitalismo, junto al deterioro de la naturaleza, etc. Algún lugar opuesto al que tenemos sería, sin la menor duda, mucho peor. Sigue habiendo quienes abominan del capital, teniendo una buena cartera de bienes, y piensan que capitalistas, abusones e insolidarios son solo los demás, esos que van diciendo que no hay nada más tonto que un obrero de derechas, pensando lo listos que son siendo ricos de izquierdas. Estamos ante un mundo convulso, pero hace falta mucha gente con la cabeza sobre los hombros y con ganas de obrar el bien, hablando en general, así, las universidades no parecen estar cumpliendo la misión de formar a personas capaces de plantearse con rigor esta clase de cuestiones.
Todos los pertenecientes a la clase política tienden a aparecer con sus ambiciones y sus egos. Diferente es ser buen parlamentario que arrogante manipulador de la calle, los hay magníficas personas, pero son rechazados por una inmensa mayoría solo por su expresión, ya sea corporal o elocuente.
Punto aparte son los partidos que por no haber gobernado siguen teniendo el beneficio de la deuda, pero si ven esa posibilidad empiezan rápidamente a descoser costuras básicas. Un gran retroceso. En fin, nada nuevo bajo el sol y lo que te rondaré en una sociedad dominada por miedos y miserias que la hacen imposible acaudillar futuros cambios. Si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.
Señoras, señores, feliz semana. La polarización es el caldo en el que se cultiva la irresponsabilidad política o, como a veces se dice, es decir, que cualquier actuación que se pueda considerar política no pueda ser juzgada nada más que por los electores, lo que supone que la justicia, que también emana del pueblo, se reserve para el común de los mortales. Pero sin afectar las triquiñuelas de los políticos.
Se trata de crear un espacio de privilegio del político respecto a las leyes generales, los políticos pueden robar, malversar, corromperse y traicionar de mil maneras la misión que les han encomendado los electores y la Constitución. Por lo visto, somos un país condenado a no detectar los errores que nos han llevado a la cabeza de la mala gestión, de manera que los repetiremos la próxima vez, y tal vez corregidos y ampliados. No importa lo que se ha hecho mal y que se podría obrar mejor, sino el miserable uso político de sus consecuencias. Pues ante un asunto de tanta gravedad. En lugar de convocar a unos y a otros para analizar a fondo la crisis y tratar de formular unas políticas de largo alcance y con el mayor apoyo posible. El Gobierno pretende seguir ejerciendo de ilusionista y sacar conejos de su chistera semana tras semana, ya buscará el culpable del descalabro y si el tema le sale mal y tiempo habrá de endosar a otros la factura de tanta chapuza irresponsable y necia que contrarreste a las pancartas, como aquella que tanto daño les ha hecho, «Que te vote Txapote», y aún les hace. La cuestión es gastar lo que adeudamos, mientras Europa lo consienta.
En fin, nada nuevo bajo el sol en una sociedad dominada por miedos y miserias que la hacen imposible acaudillar futuros cambios. Si no se cansan de nuestra compañía (ojalá que no) acá nos vemos, sin el olvido para los que se han ido.
hgm