Mont Blanc
El Mont Blanc, con 4.807 metros, es la montaña más alta de la cordillera de los Alpes. Es fronteriza entre Francia e Italia. El año 1989 era considerada la cima de Europa. Después de un año de entrenamiento, atacamos la vía normal desde Chamonix, la pintoresca capital alpina en la Alta Saboya francesa. En julio de 1994 hice una segunda ascensión y pude constatar cómo los cambios provocados por el calentamiento global afectaban negativamente al entorno alpino.
Julio 1989. Chamonix (Francia), delante de la inigualable cara norte del Mont Blanc. La estatua de Balmat y Paccard, primeros ascensionistas en 1786, señala el perfil de la ruta normal. De derecha a izquierda: l'aiguille du Goûter, la Dôme du Gouter, las dos pequeñas Bosses y la cima del Mont Blanc a la izquierda. La lengua del glaciar de Bossons baja casi hasta el valle.
Julio 1989. El teleférico sale de les Houches y sube hasta Bellevue (1.800m)
Julio 1989. El tren cremallera TMB nos sube hasta el Nid d'Aigle (2.372m)
Julio 1989. La subida a pie comienza por un amplio y frecuentado sendero entre el pedregal.
Julio 1989. A partir del collado de Rognes (2.678m) encontramos los primeros neveros.
Julio 1989. El refugio Tête Rousse (3.167m) y detrás la aiguille de Bionassay (4.052m)
Julio 1989. Atravesamos el Grand Couloir, muy peligroso por las constantes caídas de piedras.
Julio 1989. Escalamos el fácil roquedo de la aiguille du Goûter, en la cima de la cual está el refugio de Goûter (3.815m) donde pasaremos la noche. Hemos tardado 5h en subir desde el tren. La cena es a las seis.
Julio 1989. Salimos del refugio a las tres de la madrugada y remontamos las pendientes de la Dôme du Goûter (4.304m). Al amanecer estamos cerca del refugio-vivac Vallot, donde nos detenemos unos minutos.
Julio 1989. Salimos del refugio Vallot con viento y frío. Vamos encordados, encaramos la arista de las Bosses a paso lento pero continuo.
Julio 1989. La huella sigue la fina arista de las Bosses, un tramo expuesto y batido por el viento.
Julio 1989. La arista cimera del Mont Blanc es un lugar mítico de belleza incomparable.
Julio 1989. Es preciso prestar atención constante en esta arista larga y esbelta. Crampones, piolet y cuerda nos aseguran mientras intentamos respirar este aire enrarecido.
Julio 1989. Sies horas después de salir estamos en la cima de Europa (4.807m). El valle de Chamonix queda cuatro mil metros más abajo, como en un vuelo de avión.
Julio 1989. La ruta de bajada sigue el glaciar de Bossons, un largo itinerario en balcón sobre el valle, tomando precauciones ante las grietas que hay que rodear o saltar.
Julio 1989. Los seracs amenazan nuestro itinerario. Son bonitos y peligrosos.
Julio 1989. La Jonction, el tramo caótico del glaciar, es una verdadera trampa. Trece horas y media después de salir del refugio llegaremos a la estación del teleférico del Plan de l'Aiguille.
Julio 1989. El primer cuatromil, el más alto. Se abre una nueva etapa en un mundo maravilloso de hielos y nieves perpetuas, al que nunca pensé que podría llegar.
Julio 1994. Segunda ascensión repitiendo la misma ruta. La vertiente norte de la aiguille du Goûter está bastante desprovista de nieve, el calentamiento global se nota. Por ello, el Grand Couloir ya no es tan peligroso, no vi las peligrosas caídas de piedras que en 1989 eran habituales y que cada año causaban víctimas.
Julio 1994. El refugio Goûter había sido ampliado para aumentar la capacidad, pero nos tocó pasar la noche con un grupo de adolescentes y monitores que ni nos dejaron dormir. De madrugada, sin embargo, ya estábamos en la arista de las Bosses, con menos nieve, menos frío y mejores condiciones.
Julio 1994. La arista cimera del Mont Blanc no había perdido nada de su magia inigualable.
Julio 1994. Desde la cima del Mont Blanc, mirando hacia el nordeste: el Mont Maudit (4.465m), el Mont Blanc de Tacul (4.248m) y la aiguille du Midi (3.841m)
Julio 1994. Bajando por el glaciar de Bossons, la cascada de seracs del lado izquierdo tenía un aspecto muy peligroso. Parecía a punto de desplomarse. La pared descarnada era bien visible.
Julio 1994. Nos vimos obligados a atravesar los restos de un alud reciente. Lo hicimos rápido y sufriendo. Tres días después,otro alud sepultó nueve personas. Tuvimos suerte.
Julio 1994. La bajada se hizo demasiado larga y como perdíamos el último teleférico, optamos por pasar la noche en el refugio Grands Mulets, colgado en un espolón de roca que sobresale del glaciar.
Julio 1994. El glaciar de Pèlerins, negro, sucio y peligroso, el último obstáculo antes de la estación del teleférico del Plan de l'Aiguille, que nos devolvería a Chamonix.